Mi segundo libro: "Elogio al vínculo"

No hay humanidad posible en el aislamiento. El hombre se constituye desde sus vínculos, se reconoce y se realiza en la trama sana y genuina de sus relaciones, o se desmorona y se destruye en el sufrimiento sistémico de los malos vínculos o el destierro relacional-emocional.
Nacemos en situación vincular, con una condición bio-psico-socio-espiritual a desplegar y desarrollar. Es enorme el desafío, y es esa gran tarea la que otorga sentido a la búsqueda sostenida de lo que nos personaliza. Los vínculos sanos tienen la capacidad de transformarnos, nos mejoran, nos humanizan. Nos permiten forjar autoestima y tejer con los otros "buenas historias", esas que nos ayudan a tolerar los inviernos hostiles. Es la alegría del encuentro la luz que permite al corazón humano plenificarse y desplegarse justamente en ese entramado complejo pero necesario que es el vínculo.



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